Friday, January 27, 2006

De cuando el patrón Jeb Bush supervisa su chacra llamada Perú

"El establishment republicano, tendencia derecha dura, cree que tiene algún tipo de derecho divino a gobernar, y, desde el momento en que tiene el poder a la vista, no se detiene por nada hasta asegurarse ese poder para sí, sea por las buenas o las malas".
Douglas Kellner / Gran Fraude 2000

Escribe: Garabombo

El golpista "democrático" Jeb Bush estuvo de visita en Lima y la prensa local escondió la noticia –igual que cuando vino Donald Rumsfeld—. Seguro que pretendían ocultar las ordenanzas de la Casa Blanca sobre el TLC, narco-terrorismo, candidatos convenientes y/o peligrosos, pero sobre todo, provocar "el miedo" que trae como respuesta la exigencia del "orden", por parte de la población.

Con la visita del gobernador de Florida, John Ellis "Jeb" Bush, hace unos días a Lima, se confirmó lo rastrero del gobierno peruano, y que, el término: objetividad, utilizado de manera maniquea y, como emblema, por nuestra prensa farisea, ha sido siempre una falacia. Pues, la llegada del "Gran Hermano" ocupó párrafos que pasaron casi desapercibidos y cortas declaraciones en nuestra prensa de alquiler. Es decir, la visita del familiar del carnicero de Bagdad (G. W. Bush) y sus implicancias geo-politico-económicas, "no eran trascendentes" para la mayoría de peruanos, pero sí, los dimes y diretes entre el presidente Toledo, Hugo Chavez y la candidata Lourdes Flores.

El golpista de las urnas

En diciembre del año 2000, los habitantes de Afganistán e Irak, no imaginaban que un fraude electoral en La Florida a favor de George W. Bush –años después—, iba a cambiar sus vidas y, en algunos casos desaparecerlas. En las elecciones presidenciales estadounidenses del 2000 Al Gore, candidato del Partido D emócrata había ganado ajustadamente en el Estado de La Florida a su contrincante republicano George W. Bush, sin embargo, el Colegio Electoral le dio el triunfo a W. Bush. Así mismo, Jeb Bush, hermano del candidato presidencial y Gobernador de La Florida con el aparato estatal a su disposición y con la complicidad de la secretaria de Estado Katherine Harris idearon la oscura purga pre electoral de la lista de votantes, para privar del voto a muchos ciudadanos (la mayoría afroamericanos), habilitados pero erróneamente estigmatizados como "ex-presos". Y el tiro de gracia, lo dio la Corte Suprema de Estados Unidos quien suspendió el recuento de votos en todo el Estado de La Florida y en votación interna, predominó la mayoría republicana, para luego por orden judicial, instalar a George W. Bush en la Casa Blanca.

Meses atrás, Perú había sido el centro de la atención internacional, por el fraude electoral a favor de Alberto Fujimori en conmplicidad con los organismos electorales y las encuestadoras (las que aún no piden disculpas al pueblo peruano). Por eso nos visitaban diversos representantes de ONGs que viven de supervisar elecciones como el Centro Carter y el Instituto Nacional Demócrata, organismos pan-americanos como la OEA, y el brazo democrático de la CIA, el WOLA (Washington Office for Latin America). La ONG Transparencia, lideraba la "lucha democrática" en Perú, pero también merodeaban: Transparencia Internacional e IDEA (Institute for Democracy and Electoral Assistance). Todos preocupados por la maldita "democracia". Y aquí viene la gran pregunta: ¿Donde estuvo toda esta gente y sus millones cuando ocurrió el fraude de La Florida? ¿Dónde? ¿Por qué no hubo un terremoto internacional de indignación? Supongo que el silencio, será la respuesta cómplice de todos los asalariados-barrabravas por y para la "democracia", en el patio trasero de EE.UU. Seguro, pretenderán omitir, que Jeb Bush es el golpista de las urnas.

Supervisando la chacra

Antes de llegar al Perú, el golpista de La Florida, visitó Quito, donde se encerró en Candorelet con el presidente Alfredo Palacio, por supuesto, "negociando" (imponiendo) la prórroga de la inconstitucional ocupación militar estadounidense de la Base aérea de Manta a cambio de algunas recomendaciones y promesas en el TLC. Y nadie le dijo que eso era inromisión política.

Llegado a Lima, y según lo que declaró sobre los comicios del 9 de abril, Jeb Bush demostró tener una vena humorística mezcla de Chapulin Colorado con Melcochita,: "Los peruanos son orgullosos de ser peruanos y no quieren recibir instrucciones ni de los Estados Unidos ni de Venezuela". Y el auditorio de la Cámara Americana de Comercio, --repleto de empresarios y funcionarios peruanos y norteamericanos— lo aplaudió a rabiar, pero, si este recinto, hubiese sido ocupado con, por ejemplo, las futuras víctimas del TLC, el lugar hubiera retumbado en carcajadas.

Como Jeb es un "demócrata" a carta cabal, adelantó que los congresistas de La Florida votarán a favor del TLC y aseguró, que, lo importante en política es no hacer populismo ya que eso significa que lo ofrecido no se cumplirá. Finalmente calificó como negativa la influencia del mandatario venezolano Hugo Chávez en el proceso electoral peruano. Es decir, los peruanos somos estúpidos. Claro, Jeb viene a nuestro país como el "canciller" comercial norteamericano y nada más. Ahí queda todo. Y la prensa lo confirma, pues la llegada del Gran Hermano no tiene importancia para sus titulares o adelantos informativos. Sólo fue una visita de médico. (¿?)

Lo mismo ocurrió cuando nos "visitó" Donald Rumsfeld, el año pasado, su estadía y la razón por la que vino, pasó desapercibida. ¿Acaso los ataques de Toledo a Hugo Chávez, no son parte de las funciones menores que cumple el presidente peruano con tal de satisfacer, el manejo hemisférico de la Casa Blanca? Sí, pues, todo tiene relación, cuando el presidente venezolano no es atacado por Alvaro Uribe, es porque le toca atacar a Alejandro Toledo, y, ya se viene el complot tramado desde la Casa Blanca contra la República Bolivariana, ejecutado entre Miami-Guatemala, financiado por la familia guatemalteca Bosch-Gutierrez que pretende promover una imagen corrupta y desestabilizadora de Chávez. (*)

Pero el patrón Bush, trajo un portafolio lleno de exigencias a su siervo Toledo. Por ejemplo, buscar de donde sea, más víctimas del Partido Comunista del Perú, que se "multiplica inesperadamente" y, esto tendrá como efecto, que el pueblo pida la vuelta de Kenya Fujimori u otro símil que ofrezca estabilidad macro económica y orden en las calles. Aprovechar la vorágine electoral para aprobar entre gallos y medianoche el TLC. Y, en guerra contra las drogas estar atento en dos aspectos: 1.- Seguir con la estrategia mediática-policial de "golpear" a los cocaleros, expulsándolos y destruyendo sus cultivos, al mismo tiempo –para disimular—destruir algunas pozas de maceración de los narcotraficantes. 2.- Monitorear las candidaturas de líderes cocaleros por el Partido Nacionalista Peruano y Avanza País y "que no se lo tome como algo folklórico" porque "ahí está el ejemplo de Evo Morales".

Durante el mes de enero, los peruanos que transitan por la Plaza de Armas en el Centro de Lima, lo hacen soportando una temperatura alrededor de 32 grados centígrados, siempre con los bolsillos vacíos y con necesidades que apremian. Mientras que al frente, en Palacio de Gobierno, el patrón norteamericano Jeb Bush le ordena al siervo Toledo, como debe manejar su chacra llamada Perú, sin importar las consecuencias.

(*) Colussi Marcelo. La contra-revolución bolivariana en Centroamérica. Rebelión. 24 /01/06

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