Thursday, December 01, 2005

Fernando Zevallos y los magistrados Mirò Quesada

“El periodismo puede ser la mejor de las profesiones o el más vil de los oficios”
Luis Miró Quesada de la Guerra

Escribe: Garabombo

Que los medios de desinformación sean los espacios de la sociedad peruana donde se encuentran los últimos retazos de la moral, es una cantinela que la escuchamos hace mucho tiempo, pero sobre todo luego de que La Casa Blanca le bajara el dedo a la dupla Fujimori-Montesinos con el vladivideo del año 2000. Desde entonces, tenemos una avalancha de periodistas heroicos y casi kamikases por la democracia y la dignidad, que investigan todo lo que se mueve. En un país donde corrupción es una palabra que se repite más veces en diarios, radios y canales de televisión, donde la guillotina ética de las plumas o locutores “objetivos”, está a la espera de la caída de nuevos transgresores de normas –que los dueños de los medios incumplen, pero a las que el resto de ciudadanos si debe someterse—. Somos testigos por estos días de una nueva pataleta moral de la monárquica familia del periodismo peruano y latinoamericano, del nuevo berrinche de los Miró Quesada.

Fernando Zevallos Gonzales fundador de la desaparecida empresa peruana de aviación comercial Aerocontinente fue detenido el día sábado 19 de noviembre en la Carretera Central de Lima cuando se dirigía a su residencia de campo en Santa Eulalia. En una operación conjunta de la Policía y la Fiscalía, fue llevado a los calabozos de la DIRANDRO (Dirección Antidrogas) y horas después, las autoridades junto al detenido, fueron a realizar una inspección de sus propiedades.

El fundador de Aerocontinente es acusado de narcotráfico desde el año 1981, cuando Arturo Iparraguirre lo acusó de ser el propietario de 47.7 kilos de Pasta Básica de Cocaína (PBC). Un año después, los esposos Emiliano Gutiérrez y Olinda Nitzuma también lo acusaron luego de ser detenidos con 10 kilos de PBC. En agosto de 1982, fue detenido por estos hechos, pero los acusadores se rectificaron y salió libre. En estos veinticinco años, salieron a acusarlo una serie de testigos que luego se retractaron –otros fueron asesinados—, pero siempre salió absuelto del Poder Judicial. Algunos trascendidos sugieren, que Zevallos manejaba y maneja una red de influencias en el Ejecutivo, Legislativo, Judicial, broadcasters y demás sectores influyentes de la sociedad. Por medio de pasajes aéreos, publicidad y regalitos. A esto, hay que agregarle su gran patrimonio económico logrado –aparentemente— en corto tiempo, motivos que lo pusieron en la mira de la ley y de la prensa investigadora, pero en algunos casos provocó obsesión como en los de El Comercio, sobre todo en los últimos años, cuando los intereses de uno de sus accionistas estuvo en juego.

El más vil de los oficios

Si de moral se trata, el último medio que debería sentirse con la conciencia para impartirla, sería el diario El Comercio, autodenominado “el decano de la prensa peruana”. Pero para la familia Miró Quesada, esta no es una frase cliché más, sino un escudo con el cual esquiva o hace rebotar cualquier acusación de traficar con sus intereses por medio de El Comercio, su principal diario –Empresa Editora El Comercio (EEEC), que agrupa a todas las empresas, además es dueña del diario Perú 21, Canal N (en quiebra, a la espera de quien gane las elecciones y los salve) y diario El Trome (el más exitoso de todos)—. “Un diario como “el decano” con más de ciento cincuenta años circulando no sería capaz de hacer esto, no lo haríamos sobre todo por respeto a nuestros queridos lectores” respuesta común de cualquier directivo periodístico o administrativo de EEEC cuando es interrogado, del por qué la línea editorial favorece a tal banco, entidad financiera, empresa o político.

Claro, pobrecitos, son tan ancianos que han perdido la memoria, y se olvidan de la multiempresa Graña y Montero, –tiene como principales accionistas a los dueños de Empresa Editora El Comercio—, que sobre todo se dedica a la construcción. Y este año estuvo involucrada en el escándalo que estalló en Lima y Brasilia, por la carretera Interoceánica que con tanta parafernalia presentaron los corruptos Lula y Toledo, porque autoridades gubernamentales y especialistas de ambos países detectaron errores en el presupuesto y al otorgar la licitación. Y ¿Por qué nunca un hubo un titular de este tema si tanto respetan a sus lectores? ¿También se les olvidó? O será que se le vino a la memoria las imágenes del director del “decano” Alejo Miró Quesada cuando acompañaba al cipayo de EE.UU. (Toledo) en sus famosas giras presidenciales, lo veíamos en exclusiva por las cámaras de Canal N en las playas de Brasil, junto a Toledo y el escribidor Fernando Ampuero –hechura de la Empresa Editora El Comercio— veraneando con las garotiñas. ¿Esa es la objetividad que tanto pregonan?

Y hace sólo unos meses, El Comercio tituló como queriendo impactar: “Agua de Lima está contaminada”. Cuando los especialistas los desmintieron y quedaron en un ridículo monumental, en los días subsiguientes cambiaron completamente de opinión: “Agua de Lima no sufre de contaminación”. ¿Por qué no se rectificaron si son los reyes de la moral? Porque, por ejemplo, diarios –que supongo son sus ejemplos a seguir— como The New York Times o The Washington Post siempre lo hacen, porque el periodista o un equipo de investigación muchas veces se puede equivocar, igual que un profesor de matemática puede confundirse en una operación de números. Pero los Miró Quesada nunca se rectifican. Alejo –director del “decano”— debería remitirse a la segunda parte de la frase del otro Miró Quesada: El periodismo puede ser el más vil de los oficios.

Los magistrados Mirò Quesada

Fernando Zevallos vivió en Miami (EE.UU.), sin embargo entró y salió cuando quiso, incluso cuando la DEA ya estaba enterada de las acusaciones de narcotráfico que caían sobre él. Por eso resulta curioso, que recién el año pasado Estados Unidos e incluso el mismo malévolo Bush ordenó que no haya piedad para luchar con narcos como Zevallos –incluído en la lista de los grandes capos del narcotráfico—. Según una versión del director del diario La Primera de Lima, Juan Carlos Tafur, un funcionario de la embajada de EE.UU en Perú, le confesó que el caso Zevallos sería similar, pero en una dimensión menor, al del panameño Noriega o el de Montesinos. Es decir, las autoridades norteamericanas sabían en que estaba metido y desde cuando, pero había un pacto –como muchos que hace la DEA— para que Zevallos le suelte nombres de otros traficantes, el error que habría cometido el fundador de Aerocontinente es haberse rebelado a los norteamericanos, no dar más nombres y no seguir ayudándolos, ese pequeño poder lo hizo perder todo, igual que a Noriega y Montesinos. Conociendo el manejo maquiavélico de la DEA y los EE.UU, está teoría tiene mucha coherencia.

Por eso, es que en el 2004 los EE.UU “de pronto” descubre la compañía de aviación y las acusaciones que el empresario peruano tenía en su contra por narcotráfico. Y así, en tiempo muy corto “ubican” al Cártel de los Zevallos. Primero la empresa Aerocontinente es cancelada y expulsada de Chile –porque iba a dominar el mercado de aviación comercial— y luego en Perú con la complicidad del toledismo le quitaron el permiso para volar. Y así murió Aerocontinente. Ustedes dirán ¿Que tiene que ver El Comercio?

Pues, ellos eran los principales propagandistas de la justicia chilena –influenciada por LAN— y de la DEA, pero no sólo eso, sino que, casualmente Emilio Rodríguez Larraín, accionista de EEEC era el testaferro de LAN en su versión “peruana” LAN PERU, entonces, veíamos las carátulas de El Comercio y de Perú 21, acusando de todo al narco Zevallos y salvaguardando los intereses de LAN. No sé si los de Perú 21 son tontos o creen que la gente es estúpida, pero los días que el tema LAN-Aerocontinente, estaba en su cúspide, sus portadas mostraban como avanzaba el tema y en el pie de página tenían la publicidad de LAN. Entonces no es muy cierto, eso de que El Comercio respeta su más de un siglo de existencia ni a sus lectores. Es que el poder que tantos años han usufructuado o alquilado en el Perú, los hace pensar que son los magistrados Miró Quesada, los fiscales de la moral.


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