Wednesday, November 30, 2005

Ratzinger-Wolfowitz:La nueva cruzada de Occidente

“La iglesia es una institución cuyo poder se extiende a la sociedad civil y donde la capacidad de controlar la vida después de la muerte y la purificación del alma le otorga un plus capaz de competir con el poder de cualquier empresa transnacional. Sus mecanismos de presión son los mismos que utiliza cualquier monopolio a la hora de maximizar sus beneficios y de imponer sus dogmas. Poca diferencia existe entre el FMI y el Vaticano.”

Marcos Roitman Rosenmann / La Jornada

Escribe: Garabombo

¿Quiénes son estos personajes que manipularán nuestro espíritu y nuestro bolsillo? ¿Vuelven las monarquías? ¿Ratzinger es el Santo Oficio? ¿Wolfowitz el colonizador? ¿La antesala al fin del mundo? ¿La guerra y la paz? ¿La nueva cruzada de occidente?

El nuevo Sumo Pontífice del Vaticano, el alemán Joseph Ratzinger adoptó el nombre de Benedicto XVI para su pontificado. Este significa: bendito; de bendictus, bien dichoso. Y, el nuevo presidente del Banco Mundial, el lobbista judío-norteamericano: Paul Wolfowitz -discípulo del filósofo Leo Strauss- tiene dos frases que representan su pensamiento: el derecho del más fuerte y el delicado equilibrio del terror.

Bienaventurados los habitantes del mundo, -diría Cristo- quienes tenemos a estos nuevos iluminados que dirigirán nuestras vidas directa o indirectamente. En lo moral y en lo económico, respectivamente. Ratzinger, es, el mensajero del amor, la nobleza y la fraternidad, sin embargo, integró las juventudes hitlerianas desde adolescente, por voluntad propia, además de ser encubridor de sacerdotes violadores de niños. Y, Wolfowitz, el que dirige la lucha contra la pobreza, y promueve el desarrollo en los países deprimidos del sur, inició sus ensayos de estas, en marzo del 2003 con la invasión preventiva a Irak, falsificando pruebas, obsesionado por el petróleo para EE.UU. y la tranquilidad de Israel.

Esa burocracia estatal neoliberal y los asalariados de las Instituciones Financieras Internacionales (IFI), quienes defienden las cifras macro económicas de los países pobres y endeudados. Utiliza el mismo sofisma, --es decir—los plañideros rezos de la iglesia católica, que invitan al ser humano a resignarse a vivir en la pobreza. Y, pretenden que, las mayorías étnicas marginadas, el campesinado, el proletariado, los vendedores informales y desempleados olviden la confrontación hacia los explotadores del estado y la clase empresarial.

Es, el evangelio de la autoinculpación divina, que nos indica, esperar, no importa el tiempo, que la fe en Dios y el mercado nos llevarán al paraíso de la igualdad y prosperidad eterna. Que la iglesia y las inversiones privadas regularán el vacío estomacal y la indigencia espiritual. En este, nuestro, casi, perfecto mundo globalizado donde abundan guerras preventivas y bombas teledirigidas a hospitales y colegios ocupados por civiles como en Bagdad, Kabul o Palestina con la bendición de El Vaticano y del enviado de Dios. Además del visto bueno de las instituciones financieras internacionales como el BID, FIM, BM , la banca -lobista- de inversiones como J.P. Morgan, Bank of Boston o los reguladores del mercado como la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ni que decir de la diplomacia global, léase ONU, OTAN, que con su silencio se convierte en cómplice de las barbaridades del imperialismo euro-norteamericano en todo el planeta tierra.

¿Qué podemos esperar del Banco Mundial dirigido por el guerrerista Paul Wolfowitz y de la monarquía clerical de Roma, jefaturada por Ratzinger, el teólogo fanático? Tal ves innovadoras guerras preventivas económicas, como bombardeos con bolsas de alimento transgénico para los países del sur donde la hambruna e indigencia será un lugar común dentro de algunos años, gracias a la deuda externa y al libre mercado. Y ante esto: ¿Cuál será la reacción de El Vaticano? Posiblemente, una visita de Benedicto XVI al subsahariano Perú, sin dejar de pisar el altiplano boliviano que tendrá similitud con Biafra, calmaría las almas de los miserables indios enajenados que se matan entre ellos por baldes de agua limpia, pues las mineras ya contaminaron los ríos y lagunas de los Andes, y, el servicio de agua potable sólo lo pueden pagar los ricos, quienes viven en casas convertidas en fortalezas militares, para cuidar sus riquezas: agua potable, alimentos sin contaminación y sus máscaras de gas para tratar de respirar aire puro.

Y los pocos ricos que quedaran, pasarían la mayor parte de su tiempo rezando, padres nuestros, ave marías… esperando la salvación divina, la llegada redentora de Cristo. Mientras los ministros de economía de los países indigentes del sur, continuarían con el conocido discurso, que las inversiones privadas crearán empleo y que el chorreo pronto llegará para el pueblo. Y así, los comedores populares dejaron de ser populares, para convertirse en un botín codiciado por seres humanos que vagabundean buscando comida en la basura y en la misma calle.
Algunos dirán que esta proyección de nuestro futuro es demasiado pesimista, pero no será, que nosotros somos demasiado optimistas o mejor dicho tontos. En esta nueva cruzada de occidente, no sólo son necesarias para el imperialismo del norte, bombas de guerra, también lo son, ajustes económicos neoliberales y el lavado de cerebro esperanzador, mediante la fe religiosa. Y para esto, Ratzinger y Wolfowitz son sus mejores

0 Comments:

Post a Comment

<< Home