Sunday, January 15, 2006

¿Cuándo dejaremos de ser la ramera con la que sólo se acuestan los borrachos?

¿Hiede o no la patria?
¿Vomita o no el Perú buitres a cada rato?
¿Hasta cuando será el Perú
el muro donde orinan los tiranos?
¿Hasta cuándo será la patria, ¡ay!,
la ramera con la que sólo se acuestan los borrachos?
Manuel Scorza / Pueblos amados


Las miserias de nuestra clase política salieron a relucir una vez más, cuando el presidente Alejandro Toledo y la candidata de la derecha peruana Lourdes Flores, hicieron su berrinche porque Hugo Chavez y Evo Morales saludaron a Ollanta Humala y el venezolano definió a la postulante de Unidad Nacional como oligarca. ¿Toledo y la Cancillería peruana dieron un paso en falso o defendieron una posición ideológica?

Escribe: Garabombo

El poeta y narrador Manuel Scorza y el historiador Pablo Macera respectivamente, el primero con el extracto del poema que antecede a este artículo y el segundo con su conocida frase: "El Perú es un burdel" expresaron –con mucha certeza— que somos "el desfogue al paso" de un número indeterminado de "individuos", mejor dicho, organismos financieros internacionales, vende patrias en el campo empresarial-financiero, periodístico y político, pero sobre todo, en este último sector, que tiene hoy como su máxima representación a la alianza electoral del neoliberalismo, Unidad Nacional, con su candidata, Lourdes Flores Nano. Hija no reconocida del civilismo peruano. A quienes nunca les interesó la soberanía del Perú, ahora la recuerdan –por intermedio de Alejandro Toledo— luego que los presidentes de Venezuela Hugo Chavez y de Bolivia Evo Morales saludaran al candidato presidencial peruano Ollanta Humala en Caracas.

¡Mírelo eh! ¡Mírelo eh!

Y, a, Alejandro Toledo sólo le faltó –como si fuese el personaje Ñoño del Chavo del Ocho— indicar con el dedo al presidente venezolano Hugo Chávez y quejarse ante su patrón George W. Bush exclamando: ¡Mírelo eh! ¡Mírelo eh! Tanto pataleo de Toledo y Torre Tagle, que parecían verdaderos nacionalistas, mejor dicho etnonacionalistas, como si se negaran a someterse a la "Gran Colombia" de Simón Bolivar o más bien, a Toledo se le había salido el "indio", ese que tuvo escondido durante cinco años. Y que no lo sacó cuando más lo necesitaba el Perú. Por ejemplo, ese "indio" se hubiera dado una escapadita cuando el carnicero Bush nos visitó en marzo del 2002 y en un acto de real politik entre la CIA y el desmembrado Servicio de Inteligencia peruano, colocaron un coche bomba en el Centro Comercial el Polo –ubicado en una zona residencial de Lima— frente a la embajada de los EE.UU, en la víspera de la llegada de Bush.

De esta forma desbarataron las diversas marchas y protestas de los movimientos sociales en Lima, pero sobre todo en provincias. Se decretó Estado de Sitio y al que salía a la calle a la cana, salvo algunos transgresores –como los compañeros de La Lucha continúa— que fueron detenidos, el coche bomba puso en alerta a todos. Y la CIA y Toledo se salieron con su gusto. Hasta ahora esperamos el vídeo de la embajada de los EE.UU en Lima, pero no lo mostraran nunca, porque saben que en la política el fin justifica los medios, así se mate a inocentes y luego se encarcele a inocentes, con tal de frenar las justas protestas. Y hasta Amnistía Internacional - Sección Peruana había organizado una vigilia en coordinación con diversos colectivos frente a la casa del embajador de EE.UU, es decir, no había limpiamente una manera de detener el repudio a Bush que venía por todos lados, desde los sectores más radicales hasta los organismos de derechos humanos y al que hubiera sido difícil para ellos, apalearlos o apresarlos sólo por gritar contra el carnicero de Bagdad. Y ese "indio" nunca se le salió a Alejandro Toledo.

Pero si se le salió, cuando el candidato del Partido Nacionalista Peruano, Ollanta Humala, fue saludado por Hugo Chávez y también por el electo mandatario boliviano Evo Morales, en una ceremonia realizada en Caracas cuando Morales visitaba al jefe de Estado venezolano. Toledo metió la pata y llamó al embajador peruano en Caracas para que pida explicaciones. Después hizo lo mismo cuando Chavez llamó representante de la oligarquía a la candidata presidencial Lourdes Flores. También era intromisión política para Torre Tagle. Mejor dicho Toledo seguía haciendo méritos para que el Perú continúe cumpliendo el papel de ayayero que antes tenía a su cargo el gobierno del argentino Carlos Menem en la región. Pero si Alejandro Toledo es tan valiente podemos preguntarnos (el presidente peruano ya aseguro su asistencia a la toma de mando de Morales en Bolivia a finesa de enero) ¿Qué ocurrirá cuando Toledo se encuentre en Bolivia con Chavez y Ollanta –que supongo ha sido invitado por Evo y asistirá—? ¿Volverá a exclamar de rodillas y mirando a su patrón Bush: ¡Mírelo eh! ¡Mírelo eh!? ¿O se esconderá detrás de las espaldas de Alvaro Uribe (el lugarteniente de baby Bush en la región) y Ricardo Lagos, este último su asesor y financista?

El pecador Ollanta

¿Qué hubiera ocurrido si Ollanta Humala no visitaba a Chavez en Venezuela y en cambio viajaba a Miami y estrechaba lazos con la mafia anticastrista cubano-americana? ¿O hacía una travesía por la ciudad de Nueva York y tocaba las puertas de los bancos de inversiones como JP Morgan, como Alan García en el 2001? ¿O visitaba las oficinas de la gansteril OEA en Washington?

Seguro que nuestra prensa farisea, hasta hubiera mandado corresponsales a EE.UU y realizado enlaces en directo con las felicitaciones de Mario Vargas Llosa e hijo, y los magistrados del diario El Comercio aplaudirían desde su bunker en el Centro de Lima. Y la CONFIEP obsequiaría su visto bueno. Y los demócratas de la "sociedad civil" le hubieran colocado una alfombra roja a Ollanta por su sabia decisión "democrática".

¿Por qué no existe intromisión política para Torre Tagle cuando viene Donald Rumselfd y le ordena a Toledo sobre política anti drogas y TLC?

¿Por qué Toledo no se preocupa por la soberanía del Perú cuando le regala los cielos y el mercado de aviación comercial a LAN Chile?

¿Por que Toledo no hace sus pataletas cuando los marines norteamericanos, la DEA y la CIA hacen lo que quieren en el monte peruano sobre todo en el Alto Huallaga?

¿Y si Ollanta visitaba a Lagos o Sebastián Piñera en Chile? ¿A Condoleeza Rice en Washington?

Eso no hubiera sido un pecado. Sino pregúntenle a la embajada de EE.UU en Lima.

La oligarca Lourdes

A Lourdes Flores le incomoda que la tilden de la candidata de la derecha, de la oligarquía, ella asegura que no es pituca, que es de clase media, que no está descubriendo los barrios pobres de Lima, que le encanta ir a las polladas, que no es solterona, que pedir más inversiones no significa ser de derecha. Que…

Niega que el especulador financiero Arturo Woodman –integrante de su plancha a la primera vicepresidencia —sea el enviado del banquero montesinista Dionisio Romero. Lourdes Flores ya no se acuerda cuando viajó hace algunos años a Venezuela a despotricar contra el mismo Hugo Chavez y el pueblo venezolano. Y cuando hizo lo mismo en Miami conferenciando para la mafia cubano-americana atacando a Venezuela y Cuba.

Lourdes ya no se acuerda que el pueblo de Iquitos la conoce como Miss Tiwinza, por su apoyo a la traición fujimorista en la guerra con el Ecuador o que ella siempre ha justificado la consigna de tierra arrasada del despreciable Gaucho Cisneros, esa que dice, que importa si matamos a cien campesinos si uno de ellos es terrorista. Lourdes no quiere aceptar que es la principal representante de la oligarquía peruana, aunque por ahí hacen méritos para ocuparlo los candidatos Valentin Paniagua del Frente de Centro y Alan García del Partido Aprista.

Los peruanos no queremos ser más los muros donde nos orinen los tiranos, ni la ramera con la que sólo se acuesten los borrachos, no queremos más neoliberalismo y parece que eso, hasta ahora no lo entienden: el saliente Toledo ni la oligarca Lourdes.

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